DANZA-TEATRO
La composición se basó en “háblame como la lluvia y déjame escuchar” de Tennesse Williams rescatando el vínculo entre los personajes y la esencia de la relación, y dejando que la naturaleza de este vínculo prime por sobre el texto, sin subrayar o reproducir la obra original.
En la metodología de composición se utilizaron elementos de Contact Improvisación y herramientas de composición e improvisación, usando estos elementos como motor de situaciones dramáticas entre los personajes.
La obra está dividida en seis escenas y cada escena está compuesta por estructuras pequeñas que se repiten en un aparente loop. Estas estructuras que mutan sutilmente (las cuales definimos como “déjà vu onírico”) permiten estructurar episodios que se alternan, mezclan y repiten de mantera arbitraria pero no igual, generando un efecto de aparente resolución logrando en el espectador una tensión constante.
"Se hablan con una especie de cortesía, una especie de formalidad afectuosa, como la de dos niños solitarios que quieren ser amigos y sin embargo, dan la impresión de haber vivido juntos durante mucho tiempo, y de que la presente escena entre ellos es la repetición de una escena tantas veces vivida, que su contenido emocional plausible como el reproche y el arrepentimiento está totalmente gastado, y que no queda nada más que la aceptación de algo irremediablemente inalterable entre ellos.”